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REGIONES AUTÓNOMAS DE ITALIA De acuerdo al artículo 116 de la Constitución de la Republica Italiana se preveen condiciones particu...

domingo, 27 de octubre de 2013



Italia está formada  por 20 regiones y 110 provincias. Algunas de las regiones tienen estatutos de autonomía diferentes como las dos regiones insulares: Sicilia y Cerdeña, o las tres septentrionales que en su día pertenecieron al Imperio Austro Húngaro: el Trentino Alto Adige, el Valle de Aosta y Friuli Venecia Julia.
Lombardia, Campania y el Lazio son las regiones más pobladas, mientras que las tres más grandes son Sicilia, Piamonte y Cerdeña. Campania, Lombardía y el Lazio ostentan la densidad de población más alta, Y también son las tres grandes regiones del norte (Lombardía, Piamonte y Veneto) las que tienen más municipios en su territorio.




Inmigración Italiana
Maria Teresa Monterisi


En el arco de poco más de un siglo, que se extiende a partir de mediados del ‘800, un ejército de italianos, hombres, mujeres y niños, atravesó el Océano Atlántico en busca de trabajo y tierra. Una de las metas predilectas, además de Estados Unidos y Brasil, era la República Argentina, país que desde mediados del siglo XIX se presentaba en el mercado internacional demandando capitales, tecnología y mano de obra para la explotación de sus extensas praderas de clima templado. Entre 1871 y 1973 poco menos de 4.000.000 de italianos ingresaron en Argentina y aproximadamente la mitad se radicó definitivamente en este país. En la actualidad se calcula que casi la mitad de la población argentina es de origen italiano, lo cual hace de este país un caso único entre sus pares del continente. 

El flujo migratorio que se estableció entre Italia y Argentina, desde fines del ‘800, fue la respuesta de ambos países al desafío de la modernización de sus respectivas estructuras económicas en sentido capitalista. Masas de campesinos italianos, expulsados por una agricultura tradicional y atrasada en vías de transformación, hallaron desahogo en una Argentina entonces casi despoblada, sedienta de agricultores para explotar las enormes extensiones de terreno conquistada a los indios a partir de la década del ‘70. La clase dirigente de ambos países gobernó, con algunas vicisitudes hasta el inicio de la Gran Guerra, en función de dos enunciados contrapuestos y complementarios; mientras en Italia se consideraba la emigración una “valvola di sicurezza”", en Argentina J.B. Alberdi había formulado años atrás su famosa formula “gobernar es poblar”



Esta corriente migratoria, que alcanzaría cuotas altísimas y estaba destinada a durar alrededor de un siglo, fue precedida por una corriente anterior, numéricamente poco relevante, compuesta por marineros desertores, capitanes de barco y pequeños comerciantes lígures que escapaban de la crisis comercial de los puertos de la Liguria y por los exiliados políticos de las fracasadas revoluciones liberales (1820/21-1848/49) del período del Risorgimento Italiano (proceso de construcción del estado nacional italiano).






Esta corriente migratoria, que alcanzaría cuotas altísimas y estaba destinada a durar alrededor de un siglo, fue precedida por una corriente anterior, numéricamente poco relevante, compuesta por marineros desertores, capitanes de barco y pequeños comerciantes lígures que escapaban de la crisis comercial de los puertos de la Liguria y por los exiliados políticos de las fracasadas revoluciones liberales (1820/21-1848/49) del período del Risorgimento Italiano (proceso de construcción del estado nacional italiano). A mediados del siglo XIX la presencia italiana era notable en la navegación de cabotaje y en el comercio minorista de todos los puertos fluviales argentinos; mientras que en la ciudad de Buenos Aires una élite de intelectuales mazzinianos daba vida a una actividad periodística, asociativa y cultural destinada a una larga duración. 

En el flujo migratorio italiano hacia Argentina se reconocen tres períodos. El primero y más importante, desde el punto de vista cuantitativo, se extiende desde mediados de los años ‘70 hasta 1915. Se caracterizó por el ingreso masivo de pequeños propietarios agrícolas y peones rurales que representaban las ¾ partes de la corriente, mientras que el ¼ restante estaba compuesto por artesanos, comerciantes, profesionales y artistas. Al inicio del período procedían de las regiones del arco alpino y hacia el final, de las regiones centrales y meridionales. A pesar de la procedencia rural, y debido en parte a la dificultad de acceder a la propiedad de la tierra, un alto porcentaje de ellos terminó fijando residencia en las ciudades -pequeñas y grandes- ocupándose en actividades secundarias y terciarias, 

En cuanto respecta al mundo obrero urbano, especialmente en Buenos Aires, los inmigrantes italianos participaron activamente en la creación de las primeras organizaciones de trabajadores y en la realización de las primeras protestas sociales. 
El Censo Nacional de 1914, año en el cual se cierra el período de la inmigración masiva, da cuenta de la existencia de poco menos de 1.000.000 de italianos distribuidos capilarmente en todo el territorio nacional aunque concentrados notablemente en las grandes ciudades puerto -Buenos Aires, Rosario, La Plata, Bahía Blanca- y en las zonas rurales de las provincias del litoral pampeano. Esta extraordinaria diáspora contribuyó a dar a la Argentina una “impronta italiana” a la vez que un profundo e intenso vínculo cultural y económico con el país europeo. Impronta que sería alimentada con los sucesivos flujos migratorios. 

Tras el fin del primer conflicto mundial la corriente migratoria se renovó con similares características, en cuanto a la procedencia rural de la mayoría de sus integrantes y el destino urbano de los mismos; se diferenció en cuanto al origen regional, ahora en gran parte eran procedentes del mezzogiorno. 
De todos modos no alcanzó el mismo nivel cuantitativo ya que a las restricciones a la emigración ultramarina impuestas por el gobierno de Mussolini se sumaron las restricciones del gobierno Argentino tras la crisis del ‘30. 

El tercer período (1947/1954) coincidió con una nueva etapa de fuerte crecimiento de la economía argentina, esta vez basada en la expansión del sector manufacturero destinado al consumo interno, y con las voluntades conjuntas de los gobiernos argentino e italiano de entablar acuerdos bilaterales para programar el flujo migratorio. Mientras que en la Italia de post-guerra se verificaba un alto índice de desocupación y un agravamiento de los conflictos políticos y sociales, que hacían pensar nuevamente en la “valvola di sicurezza”", en la Argentina peronista, la naciente industria, promovida por el estado, necesitaba obreros especializados y técnicos. Fruto de acuerdos oficiales y de la corriente espontánea de inmigrantes que venían llamados por parientes y paisanos, ingresaron, entre 1947 y 1954 alrededor de 500.000 italianos; de ellos, un 75% fijó residencia en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. 


A partir de 1955 el deterioro de las condiciones económicas, con la consiguiente disminución de la demanda de mano de obra y la creciente inflación, que imposibilitaba remitir los ahorros al país de origen, provocó la reorientación de la corriente migratoria italiana hacia otros destinos más felices (Estados Unidos, Venezuela y Australia). En 1960 se puede considerar cerrado definitivamente el ciclo migratorio italiano hacia la República Argentina. 
Un estudioso del fenómeno migratorio italiano, Gianfausto Rosoli, realizando un balance del mismo, concluía con esta reflexión: “Da questi brevi e limitati riferimenti puo agevolmente desumersi che nella formazione e nella crescita della nazione argentina il contributo italiano è stato vario e complesso, e non ha riguardo soltanto al’apporto de braccia, ma anche quello di intelligenza e di know how, oltre che di capitale. Sicchè può ben dirsi che nell’impasto e nella nascita dell’Argentina moderna il contributo italiano è stato determinante, ed i vincoli che legano l’un Paese all’altro sono così complessi che non solo non è possibilte reciderli, ma si è inevitavilmente sospinti ad alimentarli ulteriormente.” (”L’emigrazione italiana in Argentina: un Bilancio”, en L’Italia nella Società Argentina, a cura di F.Devoto y G.Rosoli). 

La conclusión del ciclo migratorio italiano en Argentina coincide con el inicio de un período de infructuosa búsqueda de políticas de crecimiento y desarrollo económico que desembocaron en sucesivas crisis de inflación, hiperinflación, recesión y estancamiento económico. Motivos, todos ellos, que comenzaron a actuar como factores de expulsión de los argentinos hacia el exterior, a partir de fines de los años ‘80. En la actualidad puede hablarse de una verdadera inversión de la histórica tendencia migratoria que ve como protagonistas a los hijos y nietos de españoles e italianos que atraviesan el Océano Atlántico en sentido contrario de sus antepasados movidos por el mismo deseo y la misma necesidad: encontrar trabajo y un lugar donde construir un porvenir. A diferencia del ciclo anterior, los nuevos migrantes parten con una media y alta calificación profesional. De todos modos, el fenómeno es muy reciente y es difícil prever su ulterior desarrollo. 
María Teresa Monterisi 

sábado, 19 de octubre de 2013



 






Genealogia- Arbol de familia.

Un árbol genealógico es una representación gráfica que enlista los antepasados y los descendientes de un individuo en una forma organizada y sistemática, sea en forma de árbol o tabla. Puede ser ascendente, exponiendo los antepasados o ancestros de una persona, o descendente, exponiendo todos los descendientes. Para realizar un árbol genealógico es necesario, primero, haber realizado una investigación genealógica o genealogia del individuo. Árbol genealógico es la descendencia de tus antepasados que heredaras de ellos .
Dependiendo de la finalidad o uso que quiera dársele al árbol genealógico, éste puede referirse sólo a sucesion y filiacion  masculina, llamada también linea de sangre o linaje o a la filiación y sucesión femenina, llamada también linea de ombligo.
El árbol genealógico no se aplica solamente en seres humanos; también se utiliza para mostrar el pedrigi de un animal, representar la evolución de una lengua o idioma , seguir la trayectoria de un partido politico , una disciplina artística o un arte marcial y ver sus ramificaciones.

Cómo comenzar

Lo primero al iniciar una investigación genealógica es recopilar la mayor cantidad de antecedentes a través de dos fuentes: orales y documentales. Estos antecedentes deben comprender nombres de personas, lugares y fechas. En caso que se desconozca la fecha exacta, se puede utilizar una aproximación.

Las fuentes orales  son aquellas que se obtienen verbalmente de otra persona, generalmente dentro del núcleo familiar, padres, abuelos, tíos, primos, bisabuelos. Estas fuentes, dado que están nutridas de la tradición familiar frecuentemente son inexactas en cuanto a fechas de nacimiento, bautizos, matrimonios y defunciones, profesiones y lugares de origen, sin embargo ofrecen un acervo de información que muchas veces no se encuentra documentada, además de permitir determinar el marco general familiar como punto de partida del trabajo posterior.
Lo mejor es consultar con aquellos miembros de mayor edad dentro de la familia extendida,  cualquier antecedente por insignificante que parezca puede llegar a servir.
Existen datos que exclusivamente pueden obtenerse de fuentes orales, bien sea por no existir documentación, por ejemplo el padre de un hijo natural no reconocido, o bien porque haya sido destruido el documento, durante catástrofes naturales, accidentes o guerras, por lo que siempre es recomendable validar la información con personas y autores coetáneos, sin que ello implique despreciar la fuente primaria oral.
Es recomendable siempre sistemtizar a información obtenida, creando fichas personales para cada persona que se está investigando, y dejando siempre bien definido quien fue la persona que informó de dichos los datos Estas fichas pueden tener un formato tanto físico como electrónico, utilizándose en este último caso, generalmente programas o softweares genealógicos de tipo comercial (software propietario) o libres, algunos de ellos de gran calidad.
Dependiendo de cuán proclive sea el investigador  a compartir su base de datos con otros investigadores, es recomendable que se cerciore del formato de compatibilidad del programa utilizado, debido a que existen diversos formatos. El más común de ellos es el GEDCOM



Fuentes documentales

 

 

 

Las fuentes documentales son aquellas que se pueden encontrar en cualquier medio escrito (sea impreso o manuscrito. Quienes investigan una genealogía acuden a éstas una vez que han agotado todos los recursos que la memoria intrafamiliar pueda dar, tanto para corroborar la información verbal, como para ampliar la información y retroceder la búsqueda en el tiempo.



Cronological tree william I.svg

Archivos familiares y particulares



Son los documentos escritos que se hallan en posesión de una familia o comunidad y son traspasados de una generación a otra. Estos documentos generalmente son inéditos y son copias únicas de valiosa información y en si constituyen un archivo. El contenido de estos archivos van desde cartas personales hasta documentos legales como copias de expedientes, títulos de dominio, libretas de familia, etc. En algunos casos estos archivos, por estar en poder de particulares no son custodiados bajo estándares bibliotecologicos que permitan su conservación en el tiempo, sea por manipulación o por almacenamiento. Por éstas razones sus propietarios en algunos casos donan estos documentos a alguna institución seria como los archivos nacionales para evitar su destrucción o pérdida, mientras en otros casos son tan ocultados que sólo se conocen hasta que muere el dueño de ellos y en la mayoría de las veces se encuentran en un estado de deterioro casi total.



Registros Civiles de Identificación

Dependiendo del país se podrán rastrear antecedentes en las oficinas del Registro Civill  hasta aproximadamente 1871 (si bien en Francia son existentes desde la época de la Revolucion Francesa , y en muchos lugares de España existen registros locales en los respectivos ayuntamientos, algunos desde los años 40 del siglo XIX Los datos que manejan los registros civiles son nacimientos, defunciones, matrimonios, divorcios, condenas judiciales, nacionalizaciones.


Archivos Eclesiásticos

Si se desea consultar por personas en fechas anteriores a la creación de los registros civiles es aconsejable acudir a las parroquias que correspondan al domicilio de las personas investigadas, en ellas se encuentran libros de bautismos, defunciones y matrimonios. Todas las Parroquias creadas desde el siglo XVI en adelante tienen la obligación de llevar estos libros.
En 1563 el Concilio de Trento  instauró de forma oficial la obligación de registrar en los libros parroquiales las actas de bautismo, boda y defunción. A partir de ese momento los libros sacramentales registran los hechos vitales de cada individuo bautizado en la fe cristiana De este modo, los registros parroquiales conservan una parte fundamental de la memoria histórica de algunos países, principalmente los colonizados por españoles, cuyo legado fue la enseñanza de la religión católica, éstos registros poblacionales eran realizados por el corregidor o máxima autoridad del recinto y luego eran entregados a un representante de la parroquia. Antes de 1563, no era obligación llevar registros, por lo que a veces la búsqueda de ancestros se detiene en esta fecha. Sin embargo existen algunas parroquias donde es posible encontrar libros desde el siglo XIII en adelante.
Hay que tener en cuenta que, en muchos países, la información contenida en los libros parroquiales es traspasada periódicamente a los Archivos Diocesanos situados normalmente en la sede del obispado al que pertenece la parroquia. Esto es importante, porque muchas veces en la parroquias se han perdido por diversas razones (incendios, guerras, robos, mala conservación) los libros originales, sin embargo existe una copia de las inscripciones en los archivos diocesanos.






Proceso poblacional de Argentina

En 1853 se sancionó la constitución cuyo artículo 25 decía: "El Gobierno Federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes". 

Los presidentes Mitre de 1862 a 1868, Sarmiento de 1868 a 1874 y Avellaneda de 1874 a 1880 fueron quienes más fomentaron la inmigración, lograron el afianzamiento del orden institucional de la república unificada y el cambio total de la estructura social y económica de la nación.
La República comenzó a atraer inmigrantes a los que se les ofrecían facilidades para su incorporación al país, pero sin garantizarles la posesión de las tierras; así lo estableció la ley de colonización de 1876, que reflejaba la situación del Estado frente a la tierra pública. 

Primeras colonias 

Las primeras colonizaciones comienzan bajo el gobierno de Urquiza. En 1855 el médico francés Augusto Brougnes firma un contrato con el gobierno de la provincia de Corrientes, comprometiéndose a traer 1000 familias de agricultores europeos en el plazo de 10 años. Según el convenio, a cada familia correspondería una extensión de 35 hectáreas de tierra para cultivo, y se le proporcionaría harina, semillas, animales e instrumentos de labranza. En 1855 arribaron, creándose centros en Santa Ana, Yapeyú y en las proximidades de la ciudad de Corrientes.




En 1875 se crea la Comisión General de Inmigración, y en 1876 se dicta la ley N° 761, denominada Ley de Inmigración y Colonización.
La primera colonia estable es Esperanza, fundada en 1865 por Aarón Castellanos, en Santa Fe. Sus colonos eran en su mayor parte de origen suizo, aunque los había franceses y alemanes.
Los colonos traídos par Juan Lelong fundaron en Entre Ríos una colonia en el paraje denominado Calera de Espiro.
En 1857 Urquiza fundó también en Entre Ríos la colonia San José.
Baradero se convirtió en asiento de una de las primeras colonias, fundada por diez familias suizas, el 4 de febrero de 1856.

En 1875 se crea la Comisión General de Inmigración, y en 1876 se dicta la ley N° 761, denominada Ley de Inmigración y Colonización.

Las primeras colonias de galeses se instalaron en Puerto Madryn, en 1865. En 1878 se fundaron colonias en Resistencia (provincia de Chaco).
La colonización no siempre fue orgánica, pues en muchos casos los colonos, por falta de organización, sufrieron verdaderas penurias, cuando no se habían tomado las medidas necesarias para recibirlos.
En 1880 se acentuó el carácter de aluvión del "poblamiento" del país.

Las magníficas posibilidades de la República Argentina, las guerras y dificultades europeas atrajeron una fuerte corriente inmigratoria. Por ejemplo: los españoles aparecieron después de 1900. La crisis agrícola de España y la pérdida de los mercados coloniales por las guerras de 1898 en las que España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas provocaron un problema ocupacional y económico muy serio a los españoles. Esto contribuyó a que buscaran nuevos horizontes. 

El saldo inmigratorio fue de 76.000 inmigrantes en la década del 60 al 70 y de 85.000 en la década del 70 al 80. La distribución tuvo una tendencia definida y la corriente inmigratoria se fijo preferentemente en la zona del litoral y en las grandes ciudades. Solo pequeños grupos se trasladaron al centro y al oeste del país. 

Así comenzó a acentuarse intensamente la diferenciación entre el interior del país y la zona del litoral, antes contrapuestas por sus recursos económicos y ahora por diferencias demográficas y sociales. Para tener una idea aproximada de lo que se entiende por este "enorme flujo de inmigrantes" , tenemos que entre 1886 y 1870 el país recibió 160.000 inmigrantes mientras que entre 1881 y 1890 la cantidad de inmigrantes fue de 841.000 .

Esta inmigración fue predominantemente de origen latino: español e italiano. Posteriormente ingresan grandes contingentes de turcos, árabes, sirios y griegos. Los primeros inmigrantes árabes de Siria y Líbano ingresaron a fines del siglo XIX, en 1880, pero la primera ola inmigratoria importante fue entre principios del siglo XX y fines de la Primera Guerra Mundial. 

La construcción del ferrocarril creó una importantes fuente de trabajo para los inmigrantes y desencadenó un cambio radical en la economía del país. Buenos Aires fue la principal beneficiaria del nuevo desarrollo económico. La ciudad se volvió europea en sus gustos y en sus modas: población cosmopolita, con arquitectura renovadora, con minorías cultas y activo su puerto



INMIGRACION PIEMONTESA EN LA ARGENTINA.
Extractado de LA ‘TERRA PROMESSA’ DE LOS PIEMONTESES

 Las razones que subyacen a este fenómeno migratorio enraízan en la tradición migrante de la región y en la crisis que debido a diversos factores vive el Piemonte, especialmente en el ámbito agrario entre los años 1880 y 1894 que lo convierten en un área marginal de la economía y la política italiana.
A esto debemos señalar la fuerza atractiva de la ‘terra promessa’ que genera en los piemonteses la esperanza de lograr en ella mejores condiciones de vida incrementada por las informaciones que los emigrados remiten al ‘paese’, la propaganda de las empresas marítimas y la rápida consolidación de una comunidad de pertenencia fuertemente étnica.
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Hay que señalar que de las provincias con la que contaba esta región, las mayores expulsoras fueron Cúneo (76,47 %) y Alessandría (66,47 %), siguiéndole a razonable distancia Torino (54,45 %) y Novara (50,90 %)Estos porcentajes están en íntima relación con el tipo de tierras dedicadas a la agricultura y la atomización de la propiedad
De hecho, las zonas de las que provienen la mayorparte de los inmigrantes se corresponden con los sitios mas montañosos donde la tierra es poco fértil6y donde se cuenta un propietario cada 4 has.
En palabras de Beppe Fenoglio, una verdadera ‘tierra della malora’
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Llegados a nuestro país tras un viaje que duraba alrededor de un mes los piemonteses se distribuyeron por todo el país y se dedicaron a las mas variadas actividades pero en su gran mayoría se abocarán al trabajo agrícola para el que sus rudimentarias técnicas y la colaboración del grupo familiar – con lo que se reproducía la practica laboral de los ´paese’ de origen  le eran harto suficientes.

Pero sin dudas fueron las provincia de Santa Fe y Córdoba cuyas tierras feraces fueron destinadas a la agricultura las que mas se vieron favorecidas por la presencia de inmigrantes piemonteses a lo largo y a lo ancho de sus territorios.
Tras una breve experiencia laboral como medieros o peones en las colonias mas antiguas la colonización del oeste santafesino y a posteriori el este cordobés fue la oportunidad para que los piemonteses generaran su propio ‘mundo’, experiencia que elevarán a la categoría de gesta o epopeya El ámbito espacial de este verdadero hiterland abarca el Departamento Castellanos, el oeste del Departamento Las Colonias, buena parte de los Departamentos San Martín y San Gerónimo y el oeste de San Cristóbal en la provincia de Santa Fe y el este del departamento San Justo en la provincia de Córdoba






Inmigracion italiana in Argentina Documentos Italianos


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Inmigracion italiana en Santa Fe Colonia San Carlos Documentos ItalianosInmigracion italiana en Argentina. Llegada de inmigrantes piemonteses Documentos ItalianosInmigracion italiana en Argentina. Colonias de Santa Fe y Cordoba Documentos ItalianosInmigracion italiana. Llegada a la Argentina de inmigrantes italianos. Documentos ItalianosLlegada de los primeros inmigrantes  piemonteses- Documentos Italianos 
Colonia San CarlosRafaelaPresidente RocaSusanaSanta Clara de Saguier 



Esta masividad de los piemonteses ya queda registrada en 1884 por Edmundo De Amicis, quién al visitar la colonia San Carlos cuyos orígenes fundacionales estaban ligados a otras corrientes migratorias registra:

‘Un enjambre de jovenzuelos y de niños se llamaban por sus nombres entre la multitud, con los diminutivos acostumbrados de los piamonteses, y reconocí la pronunciación del Alejandrino, del de Pinerolo, del de la Provincia de Cuneo y de otros lugares, cuya acentuación era tan clara como la de la misma madre patria.

Algunos, llamados por mis compañeros, empezaron a acercarse; a los pocos momentos me vi en derredor una multitud que me hurtaba por todas partes. No tuve necesidad de preguntar a nadie, medirigieronenseguida la palabra ellos con avidez. Me relataron todos de que país eran. Yo soy de Caluso. Yo soy de Gallanico. Yo de San Segundo. Yo de Dromero. Muchos eran de los alrededores de Pinerolo. ¿Cómo va por allá? Me preguntaban. Algunos me pidieron noticias de sus parientes como si fuese natural que yo los conociera. Otros se quedan admirados y reían de contento entre ellos mismos, oyéndose citar el nombre del antiguo alcalde o el del secretario del Ayuntamiento de su pueblo.
 En 1895, ya avanzado el proceso de colonización Giorgio Racca escribe a sus padres:
‘... no demoren mucho tiempo si tienen ganas, ahora no es mas como una vez, venir a América ahora es lo mismo como ir a Pinerolo, hay mas italianos aquí que allá’
Y cuando el mismo se había consolidado –hacia 1912- nos encontramos con la siguiente relación acerca de Santa Clara de Saguier:
‘Questo popolo conserva le medesima tradizione delle Provincie di Torino e di Cuneo da dove proviene: serio, laborioso, ospitaliero, colto di que grado di cultura a cui può arrivare fácilmente un popolo di campagna è profondamente religioso e praticante.

Cabe señalar aquí la importancia que tuvo el dialecto de origen que al decir de Daniel Imfeld se convirtió en una verdadera ‘fuerza identataria’, teniendo en el núcleo familiar su bastión principal.
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Harto elocuentes son al respecto los testimonios recogidos en la segunda década del siglo XX en Freyre donde se señala que ‘la lingua ufficiale è qui il piemontese’ y en Santa Clara de Saguier donde hasta el Juez de Paz y el Comisario –a pesar de que eran argentinos- hablaban dicho dialecto, lo cual era la practica habitual en las casas de comercio y en diverso tipo de reuniones. Su influencia se mantuvo hasta la década del ’50 a pesar de la descalificación que sufría en el ámbito educativo y su asimilación con el mundo rural alejado de la cultura urbana.
La centralidad del piamontés que en la vida cotidiana llega a suplantar al idioma oficial de nuestro país, pone de manifiesto la supremacía como grupo étnico y económico de los hablantes originales y sus descendientes -que siendo ya argentinos- se identifican por varias generaciones con la lengua recibida. Esto implica no solo la conservación endogámica del dialecto sino también la asunción del mismo por otros italianos que se encuentran en minoría frente a ellos, inmigrantes de otras nacionalidades e incluso los nativos que por razones laborales debían aprenderlo para entenderse con los propietarios de las chacras
. En este sentido no es exagerado afirmar que el piemontés se convirtió en la lengua franca de la región que nadie podía obviar



 RELIGIOSIDAD PIAMONTESA
Extractado de LA ‘TERRA PROMESSA’ DE LOS PIEMONTESES

La practica religiosa de los piamonteses, al menos en la región torinesa se presenta compleja, articulada, fluida y a la vez contradictoria y se caracteriza por la difusión de las nuevas devociones y cierta masividad.
Sobresalen el culto al Santísimo Sacramento y al Sagrado Corazón de Jesús y la devoción a la Virgen María y San José, con sus visitas al Sagrario, los primeros viernes de mes y los respectivos meses (de mayo, del Sagrado Corazón en junio y el del Santo Patriarca)

Los Santuarios marianos situados en el arco alpino ven renovada la afluencia de peregrinos en especial a la Virgen de Oropa y crece la devoción a la Virgen de
la Consolata, de la Guarda y María Auxiliadora, esta última impulsada por los salesianos. En el ámbito campesino perduran la devoción a San Antonio Abad protector de los animales, a San Grato protector de los sembradíos, San Roque y San Pancrazio protector de las enfermedades y San Chiaffredo entre los de Cúneo.

Por doquier se yerguen ‘pilones’ y ermitas, las fiestas del Patrono del ‘paese’ constituyen uno de los momentos mas importante en la vida de la comunidad ya que a través de ella los vecinos se reconocían como miembros de una colectividad social y religiosa y en el plano personal y familiar el rezo del Santo Rosario, conserva toda su vigencia.
La practica sacramental continúa siendo importante en el mundo rural pero tiende a disminuir en los grandes centros urbanos como acontece en la Arquidiócesis de Torino en 1874 donde solo el 85 % de los fieles de la sede episcopal y la zona circundante cumplen con el precepto pascual, en tanto en el resto alcanza al 92

 Otro tanto habría que decir respecto al sacramento del matrimonio y de la confesión. Para animar esta religiosidad era fundamental el papel del sacerdote, enn especial
del Cura Párroco ya que como bien señala Ángelo Gambassim, a través suyo ‘... i fedeli fanno l’única esperienza di chiesa: la veritá di fede, i dogmi, ogni forma di esperienza sacra e religiosa passano atraverso i parroci. Mediante i Parroci si attua la pratica dei sacramenti, delle devozioni e della catechesi; si solennizano i riti che consacrano la vita dei cristiano, la feste dominicale e stagionali, le processione, i pellegrinaggi. I Parroci compiono gli esorcismi sugli animali e sulle messi; invocano i santi prottetori delle arti e dei mestieri’

No podemos dejar de señalar en este contexto el surgimiento de corrientes anticlericales y laicistas y la acción de la masonería y a posteriori las corrientes socialistas que a través de la educación y el periodismo socavarán esta religiosidad tradicional, lo cual obligará a un verdadero replanteo pastoral.
Tal a grandes rasgos el ‘imaginario católico’ de los piemonteses que partían all’ stero, desconociendo por falta de documentación del acompañamiento espiritual que recibían de parte de sus pastores al momento de partir. Solo conocemos el testimonio de Juan Bautista Geuna (Pinerolo) quién al despedirse de su Párroco y manifestarle que adonde iban no podrían escuchar misa, éste les tranquilizó diciéndole que no se preocuparan, que recordaran la doctrina cristiana y que el trabajo bien hecho equivalía a un rezo. Provistos de un devocionario llegaron a la naciente Rafaela y los domingos se reunirían en familia a rezar las oraciones
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Ya en el nuevo mundo y al igual que en la actividad agrícola, estos inmigrantes actualizarían en el campo religioso sus practicas ancestrales, en primer lugar lo referente al cumplimiento del precepto dominical.
El ya citado De Amicis describe un Domingo en la colonia San Carlos:
‘La Iglesia se hallaba llena hasta la puerta; muchos labradores estaban oyendo la misa fuera del templo, unos de rodillas y de pié otros, teniendo el sombrero apretado contra el pecho’
La lejanía del templo no era obstáculo para no cumplir con el precepto dominical tal como lo recuerda varías décadas después el Pbro. M. Mazzucchi: ‘Nei primi anni (de Rafaela) non si usava che il carro; per andare a messa si facevano quaranta, sessanta chilometri sul carro’

Tal el caso de la familia Olivero, la cual se trasladaba en pleno desde Rafaela –que por entonces no tenía iglesia- hasta la colonia Pilar para participar de la Misa y adquirir las provisiones necesarias para la semana como así también los colonos de la zona de Lehmann, por no citar sino algunos

En 1895, Giorgio Racca se permite recordarle a sus padres:
‘Miren de ir a Misa, yo siempre he ido, no van cuando cortan los granos’ Y en 1900 –ya con sus padres en Argentina- le escribe a su hermana:

‘Vamos a misa todas las fiestas. Vamos a Misa a Vila. Tenemos un sacerdote que viene de Pinerolo, es un buen sacerdote’

En 1904, es su madre la que escribe desde colonia Ramona: ‘Todos nosotros las fiestas vamos a misa...

En 1912, el citado Pbro. Mazzuchi relata acerca de los colonos de la zona de Rafaela:

‘Alla doménica le famiglie dei nostri agricoltori affluiscono dai loro casolari, al centro. Qui adempiono ai loro doveri religiosi e fanno le loro compere e sbrigano i loro affari, poichè non c’ è lungo la settimana un giorno di mercato’
Y así en cada pueblo o colonia de la ‘pampa gringa’

La imposibilidad de participar de la misma, no deja de ser causa de lamentación como sucede con Lucía Grandis quién señala a su hija que no le gusta esta tierra
‘... porque no podemos ir todos a misa, es necesario que dos se queden en casa para mirar los animales, salimos lejos dos leguas’ o cuando le pide que ruegue
por ella en la iglesia de Volvera, ya que siendo tiempo de cosecha no puede ir a misa Esta importancia dada al cumplimiento del precepto dominical y la dificultad para su cumplimiento por las largas distancias, es una de las razones de que a poco tiempo de que se colonice un campo en la Plaza de la zona se comience primero a celebrar la misa por parte del sacerdote de la capellanía o Parroquia mas cercana en algún lugar preparado al efecto y poco después se comience a construir una capilla de pequeñas dimensiones que luego se irá ampliando o ser reemplazará por un templo de mayor envergadura.

Junto con la Misa las demás practicas devocionales reviven el mundo dejado ocupando un lugar privilegiado el rezo del Santo Rosario que se realizaba en familia o en el templo parroquial: Sunchales, domingo por la tarde; Ceres, por la noche y Rafaela, a las cuatro de la tarde. También será de fundamental importancia la devoción al Sagrado Corazón de Jesús sentida por la feligresía y fomentada por la Jerarquía, no faltando su imagen o cuadro en los hogares y en los templos y capillas y al Santísimo Sacramento, el que por lo general era expuesto los domingos por la tarde o en ocasión de las ‘Quaranta Ore’49. Entre las advocaciones marianas, la ‘Madonna del Pilone’ de Moretta se venera en Santa Clara de Buena Vista y en General Deheza, la de la ‘Consulata’ a nivel familiar y en Sampacho y la de las Nieves en Castelar.
Lo mismo sucede con los santos mas populares como San José y San Roque con altares en la mayoría de los templos de la zona y algunas capillas particulares puestas bajo su advocación; San Grato y San Chiaffredo a quienes también se le dedican capillas privadas
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También es generalizada la devoción a San Antonio Abad cuya imagen se encontraba en varios templos y era el patrono de Lehmann. Todavía es posible escuchar la oración siguiente: ‘Sant Antoni patanù fame trovè lòn che a l’hai përdù’
 En Los Nombres de la Tierra, Balbi recrea los gestos religiosos de los campesinos de Aráuz frente al temido granizo:
‘La madre sacaba entonces las manos de su basquiña parda en cuyos bolsillos rotos parecía perderlas cada vez que se quedaba mirando el vacío y se decidía a hacer lo que hacía siempre en esos momentos. Tomaba dos hojas de olivo bendito y las ensartaba con la otra de manera que hiciera una cruz, la cual era encendida con una vela consagrada mientras decía: -Santa Bárbara, San Simón,liberame dla losna e dal tron. San Lucc, San Marcc, fame sparí tuti ij quia dij pé. Cros Santa, Cros Digna, ch’ am signa, ch’ am signa, ch’ porta për bun-a vía për salvé l’anima mía ed dla d’ tutta mía famija’
.
Al igual que en los ‘paese’ natales la fiesta patronal adquiría una dimensión particular caracterizada por la presencia en masa de toda la colonia e incluso de colonias vecinas y en la que se entremezclaban los aspectos religiosos y profanos

Pastoralmente eran una ocasión para reafirmar los principios cristianos a través de variadas actividades espirituales o la predicación de alguna Misión Popular.
Pero también aquí como en el Piamonte natal, no faltaron militantes anticlericales y ligados a las logias masónicas como Juan Mateo Alberto (nacido en Vigone en 1837) y con una destacada actuación en San Carlos Centro o Luis Maggi (nacido en Alesandría y combatiente por la unidad italiana) y Massimo Ghione en Rafaela.

En esta colonia, la mas importante del centro oeste santafesino, la masonería tuvo una importante actuación en la construcción de la comunidad urbano y un fuerte sesgo anticlerical, fundado en la premisa ‘prete alla vanga’’, aunque mas mitigada que en Italia.

En muchas colonias se celebraba el ‘XX de settembre’ - una especie de ‘fiesta patronal paralela- al punto que el Obispo Boneo debió llamar la atención a los fieles que participaban de la misma , pero a la par era común escuchar cantar a no pocos piemonteses el ‘E vero che e morto Garibaldi, pum!