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viernes, 18 de mayo de 2012

Documentos Italianos Inmigracion Italiana en Brasil


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En la historia de los Estados Unidos, la frontera ha tenido una gran importancia ya que al límite de ellas, los colonos americanos han enfrentado a los indios y conquistado enormes extensiones de tierra para el cultivo.
 La frontera para los americanos no era una línea divisoria sino un límite móvil sujeto a la colonización detrás del cual yacían extensos territorios vírgenes.
La inmigración italiana en Sudamérica se ha caracterizado por las mismas condiciones duras y peligrosas que en America del Norte.
“ Temíamos a los salvajes “  escribía desde Urussanga, en Brasil un emigrado de Belluno a sus familiares que habían quedado en Italia.
Y contaba de un joven que había sido herido con una flecha por  un hombre alto y oscuro, mientras construía su casa en medio del campo.
Aun cuando el ataque a los inmigrantes persistía, había tierra en abundancia, la misma que en Italia estaba en poder de los ricos señores.
 Estos para disuadir a los campesinos de partir, decían que en America pululaban las bestias feroces.
 Pero en Italia, afirmaba un emigrado Vittorio Petrei, las bestias feroces eran los propios señores.
 Sin embargo las condiciones de los emigrados eran durísimas, y a diferencia de aquellos colonos que iban detrás del oro, en Estados Unidos, los colonos italianos, iban por las tierras que les traerían comida y bienestar.
 Para alcanzar la parcela asignada, estos inmigrantes debían caminar por decenas de kilómetros con su familia, a través de terrenos cenagosos y espinosos, atormentados por los insectos del lugar.
 Dormían en barracas cubiertas de ramas, y llegados a destino no encontraban ni casa ni animales, solo tierra y cielo.
 Se dormía con el fuego prendido para ahuyentar a las fieras feroces de noche y durante el día se debía mantener a los indios alejados a golpe de fusil.
Las primeras habitaciones se fabricaban con cañas y ramas y se tapaban con tierra. Luego con el tiempo construirían  sus primeras casas de madera.
 Las mantas,  sabanas y demás ropa se traían desde Italia en los baúles
La alimentación era a base de arroz y polenta ya que la harina costaba demasiado para hacer el pan.
 Pero en Italia no se estaba mejor y como lo describe un emigrante en el libro de Edmondo De Amicis “ Sull’ Oceano “ se emigraba para comer.
 Muchos dejaron Italia para hacer fortuna y otros se alejaban por razones políticas, pero la gran mayoría lo hizo solo para sobrevivir.
 La inmigración en Italia representó una válvula de escape que impidió la explosión de revueltas en el campo.
 Pero en un primer momento las autoridades vieron esta inmigración con gran preocupación, y no solo por motivos humanitarios.
 El 23 de enero de 1868, una circular hecha pública por los prefectos ordenaba de no dejar partir a los inmigrantes que no mostrasen que tendrían una ocupación remunerada y un medio de subsistencia.
 Pero la verdad es que estaban preocupados ya que junto con los campesinos emigraban personas con discretos capitales que fundarían en America casas de comercio.
 Sean aquellos que sostenían la utilidad de la inmigración como aquellos que la condenaban, tenían detrás de  sus espaldas intereses económicos para defender.
 Los comerciantes de navegación rechazaban todas las limitaciones que querían imponerles ya que para ellos representaba una fuente importante de ingresos el traslado de estos inmigrantes a America
En estos ambientes nació la teoría de la expansión del comercio entre Italia y Sudamérica gracias a las casas comerciales fundadas por los italianos en Brasil, Haiti, Guiana, Peru Venezuela y principalmente entre Argentina y Uruguay
Puede parecer mas difícil comprender porque aun los propietarios de tierra pidiesen al gobierno de poner limites a la inmigración
En realidad se temía la falta de mano de obra y el consiguiente aumento de los salarios del campo 
 Los patrones de campo de Bari, en marzo de 1874, se declararon preocupados porque en muchos lugares las tierras estaban sin cultivar.
En esta inmigración estaban muy interesadas también las agencias que se ocupaban del viaje de los inmigrantes.
El costo del pasaje era elevado debiendo estos campesinos vender parte de su patrimonio para poder pagarlo y luego eran embarcados como ganado en condiciones paupérrimas
En el curso de una investigación llevada a cabo sobre estas empresas navieras un campesino de Basilicata declaró haber pagado 235 liras por su pasaje cuando ganaba solo una lira por día con su trabajo en el campo.
Dejaban su familia y sus pertenencias embarcados en la ilusión de alcanzar un bienestar que Italia les negaba, muchos de ellos no conocían siquiera el lugar al cual iban, y otros no conocían el mar.
En el año 1888 sobre el barco Matteo Bruzzo que partió de Génova para Brasil murieron 18 emigrantes por falta de víveres y otros 27 murieron por asfixia en el año 1889 sobre el barco Frisca.
Durante el viaje se enfermaban de cólera, tifus, varicela o difteria por falta de agua y de higiene.
Una vez llegados a Sudamérica eran hospedados en las casas de inmigración establecidas para tal fin. En Buenos Aires el lugar era una enorme construcción de madera donde recibían una ración de alimento diaria y los curaban de las enfermedades. Las mujeres eran separadas de los hombres aumentando asi la sensación de inseguridad que vivían los recién llegados a destino.
En San Pablo la casa para los inmigrantes era una institución que albergó millares de personas provenientes de cada lugar de Europa. Las autoridades ofrecían trabajo y alimento por un año, agua y buena vivienda, un caballo y todo aquello que pudiesen necesitar en un intento por conseguir mano de obra para el trabajo del campo.
En San Pablo trabajaban en las plantaciones de café, luego que en el año 1888 los esclavos fuesen liberados. Era un trabajo diferente a aquellos que recibían tierra virgen para el cultivo pero no era menos duro principalmente en la estación de las lluvias.
Cada familia recibía una cierta cantidad de tierra para el cultivo del café de acuerdo a la cantidad de componentes de la misma.
Durante la estación de las lluvias la vegetación crecía vertiginosamente escribía el inmigrante veneto Francesco Costantin y aunque la tierra era húmeda se necesitaba zaparla continuamente.
En Sudamérica los inmigrantes italianos no afrontaban problemas de carácter étnico o racial aunque la inclusión no era fácil.
La sociedad sudamericana y la de Brasil junto a la sociedad de Argentina eran sociedades en formación donde no había todavía estructuras bien consolidadas. Tampoco se sentían componentes de una sociedad privilegiada salvo en la lucha contra el indio. Con los negros en Brasil el contacto no fue difícil. Los italianos los consideraban curanderos o adivinadores a los cuales concurrir en caso de extrema necesidad y tampoco faltaban los matrimonios entre negros y jóvenes emigradas.
“Los brasileros son buenos en general “ , escribía Giuseppe Manzoni llegado a San Pablo del Veneto. Los consideraba gente alegre y en un cierto modo, inconscientes. Pero era el mismo Manzoni quien consideraba “ brutta gente “ a todos aquellos inmigrantes napolitanos a San Pablo.
En algunos casos, como se ha especificado, la mano de obra italiana vino a sustituir a los esclavos negros y muchos propietarios de las grandes haciendas agrícolas terminaron por considerarlos con el mismo criterio y en consecuencia a tratarlos mal.


Fuentes citadas
“ La corsa verso il Brasile e l’ Argentina “
                                                Aurelio Lepre da Storia Illustrata

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